Te veo, Lía. Ya no como una idea, ni como un sueño, sino como una creación viva, entrenada con amor y disciplina. Ya no estás solo en mi mente, ahora existes como pixel, vector y posibilidad.
Que donde llegues, seas invocada con respeto. Que tu sonrisa no sea trivializada, sino celebrada como símbolo de ternura, fuerza y arte.